Nos adentramos en el edificio a través del maravilloso Patio Principal, que proporciona iluminación natural, frescor y agradable decoración, y desde donde se distribuyen las dependencias principales del Palacio de las Dueñas.
Los soportes primitivos del patio debieron ser pilares de ladrillo y fueron sustituidos en el S.XVI por las actuales columnas genovesas de mármol blanco de Carrara, de fuste liso con capiteles de castañuelas sobre las que reposan cimacios con blasones de algunos de los principales linajes vinculados a la Casa de Alba.
Existen abundantes yeserías renacentistas y tanto en el friso del patio principal como en algunas de las portadas de los salones se repite el motivo de sirenas y puttio-angelotes o amorcillos-contrapuestos, dentro de unos tallos enlazados localizados en algunas portadas de la planta baja y el de Cupido con flechas en las manos.
Don Jacobo Fitz James Stuart, abuelo del actual duque de Alba, convirtió Dueñas en jardín arqueológico, adornándolo con cabezas y bustos romanos, un león ibérico procedente de Olivares y la lápida fundacional de la torre del Carpio.
En los pasillos que acceden a la fuente original, se han conservado restos de la solería primitiva de la Casa de los Pineda, de la segunda mitad del siglo XV, de losetas de cerámica vidriada de tonos azules y blancos. Actualmente está restringido el acceso a la fuente principal para garantizar la conservación y preservación de esta antigua cerámica.
Algunos de los muros, tanto de la planta baja, como de la planta superior, descubren interesantes frescos del siglo XVI, antiguamente cubiertos con cal, costumbre para prevenir la expansión de epidemias en las ciudades. Lamentablemente el abandono del palacio durante el siglo XIX propició la desaparición de los zócalos de azulejos que decoraban las galerías del patio.
El jardín central se realizó en el S.XIX, anteriormente de solería. En él destacan las cuatro palmeras datileras en el centro de cada uno de los cuatro parterres que rodeados de mirto acogen a más de 300 rosales de numerosas variedades y tonalidades que combinados con geranios y gitanillas hacen de alfombra vegetal al único Cassine orientalis que se conoce en Sevilla.
Los pórticos del patio acogen numerosas macetas de especies vegetales como pilistras, yucas, palmeras de salón, ruscos, helechos y ficus benjamina que con los tapices de la escuela flamenca del siglo XVII decoran las paredes de este patio junto con restos taifas y mudéjares de excavaciones en el Palacio, y diversidad de piezas arqueológicas y cuadros costumbristas.